Una heurística es un atajo mental. Nos permite resolver problemas de manera rápida y eficiente basándonos en experiencia pasada y conocimiento acumulado. Las rule-of-thumb (así les llaman) acortan la toma de decisiones y nos permiten funcionar sin pensar constantemente en por qué actuamos como actuamos.
Por una parte ahorran tiempo, esfuerzo y facilitan la toma de decisiones. Por otra suelen ser demasiado generalistas y, si bien son útiles para analizar tendencias, no siempre para el caso de análisis específicos. De todos modos la heurística está en todas partes y el caso del deporte no es para menos
heurística #0: but can he do it on a cold rainy night in Stoke?
En el fútbol inglés los grandes jugadores ganan prestigio cuando son capaces de rendir en condiciones difíciles. Destacar en una “noche fría en Stoke” solo está al nivel de los cracks. Pasarán las décadas y el fútbol evolucionará de muchas formas distintas pero esta premisa se mantendrá.
La intención de esta 5ª edición de la newsletter es aportar algunos ejemplos para el mundo de los negocios y el fútbol. A ver qué os parece.
El pasado 23/11 Stop Bunching! (cuenta recomendable) publicó esta encuesta en Twitter.

Básicamente pregunta cuál es el rendimiento esperado de una inversión “petrodolera” en un equipo profesional de media tabla. Supongamos, por ejemplo, que somos un grupo inversor chino (pongamos Quality Sports Investment, conglomerado JorgeMendesiano) y estamos tanteando la compra del RCCelta.
Excluyamos todos los procesos legales, tributarios y financieros de la compra-venta. Simplemente somos los responsables del área deportiva y tenemos entre manos una ampliación de 100 ‘kilos’ para mejorar plantilla (fichajes, salarios, costear amortizaciones) y resultados recientes. ¿Qué hacemos?
Aunque parezca un debate tonto lo cierto es que plantea una pregunta para la que no hay consenso en la industria: ¿Qué mejora los resultados colectivos en un club de fútbol? ¿Es el dinero clave?
Evidentemente no vamos a dar respuesta en la newsletter. La intención no es arreglar el fútbol. Sin embargo, observamos algunas tendencias recientes que nos hacen ver que no, que contrariamente a lo que se suele pensar el dinero no siempre es clave.
LaLiga Smartbank (nombre comercial de la Segunda División) es un buen pozo en el que analizar el efecto dinero por varios motivos. Uno de ellos es que los equipos que descienden desde LaLiga cuentan con un paracaídas financiero que les sitúa económicamente muy por encima del resto de clubes de la categoría. Hay mucha disparidad económica. En las últimas temporadas Dépor, Espanyol o Girona se han visto compitiendo con equipos humildes como Extremadura, Sabadell o Ponferradina. Los primeros han sido capaces de atraer o retener a Carlos Fernández, Raúl de Tomás y Christian Stuani mientras que los “pequeños” se ven obligados a apañárselas a coste cero.
Sin embargo, en las últimas 6 temporadas de Segunda División solo 4 equipos (Betis 14/15, Levante y Getafe 16/17, Huesca el año pasado) han sido capaces de ascender tras descender. Es decir, solo el 22% de los equipos que descienden son capaces de traducir el paracaídas financiero en resultados sobre el césped (en el primer año).
heurística #1: los equipos con presupuestos ajustados se ven obligados a medir todos sus movimientos, no tienen margen para el error y tienden a pulir todas y cada una de las virtudes marginales de su plantilla. Los que “van sobrados”, no.
¿Qué hace entonces a un equipo ascender? ¿Cómo destaca un equipo sobre los demás? ¿Cómo se ganan partidos? Hay mil factores: calidad individual, táctica, balón parado, estado de ánimo, cohesión grupal, suerte. ¿Hasta qué punto el dinero (poder atraer y retener mejores jugadores) es un motor diferencial?
Hay motivos por los que pensar que el poder financiero no es necesariamente clave. En primer lugar, las ligas las ganan los grandes equipos y jugadores. Gastar dinero en ojear y captar buenos jugadores ni es difícil ni implica demasiado, acoplar las individualidades al sistema y traducir el talento individual sobre el campo es el verdadero reto.
El caso del Almería de Turki Al Sheikh es digno de análisis. Tras invertir 22 millones (y poner sobre la mesa varios de los salarios más amplios de la categoría) sólo en fichajes en el verano 2019, el Almería hizo uso de tres entrenadores distintos para alcanzar una cuarta plaza que les condenó a un playoff perdido contra el Girona (otro semi-rico de la categoría).
Un importante punto a realizar es que, a pesar de no alcanzar el objetivo del ascenso, en general los fichajes no han salido mal; de hecho prácticamente todos han tenido cierto éxito a nivel individual. Por una parte Arvin Appiah, Ante Coric o Jonathan no han dado el rendimiento esperado pero tanto Darwin Núñez (traspasado al Benfica por >20 kilos) como Jose Carlos Lazo (posiblemente uno de los mejores futbolistas de la categoría) o Nikola Maras resultaron grandes éxitos futbolísticos y financieros.
Esto tiene una lectura y es que, a menudo, el éxito individual (entendido como la revalorización de jugadores) no siempre es proporcional al éxito deportivo del equipo. El dinero bien empleado puede tener un efecto directo sobre el club pero no necesariamente sobre la plantilla. Un ejemplo más cercano es el Celta desde la marcha de Berizzo, que ha tenido rendimientos decrecientes año tras año pero sigue registrando ventas históricas (Lobotka, Maxi Gómez).
heurística #2: la revalorización de jugadores no es proporcional al éxito deportivo.
Fichar con la intención de revender con beneficios no es difícil. Con buen scouting y datos se puede lograr. Ahora, tener jugadores buenos/atractivos no tiene por qué repercutir en los resultados, pueden lucirse parcialmente en un mal entorno y seguir revalorizándose. Otra vez, Maxi y Lobotka.
¿Existe el trade-off entre obtener resultados y generar grandes ventas?
Son infinitas las maneras en las que analizar el impacto del dinero en el fútbol. Como sistema complejo que es, las variables y causas de los resultados son demasiadas como para sintetizarlas en una newsletter. Reiteramos, la única intención de la newsletter es analizar ciertas ineficiencias en el mercado futbolístico.
La última heurística la extrapolamos de este (grandísimo) hilo de @RowdenJRSG (recomendada cuenta):
En él habla de un problema del Chelsea de hoy en día; tras gastarse 70 millones en Kai Havertz se ven obligados a hacerle jugar, incluso si su fútbol a día de hoy no está al nivel del de otros miembros de la plantilla como Callum Hudson-Odoi, canterano sin el peso de la “sunk-cost falacy” sobre sus espaldas.
Ser un club de cantera y academia te obliga a ser consciente de esto, la diferencia entre el talento externo (Havertz) y el de casa (CHO) es que el primero ya ha recibido confianza y ha podido desempeñar su talento, mientras que el segundo no ha podido contar con las oportunidades que en muchos otros equipos sí le darían.
heurística #3: Los fichajes estelares de jóvenes sin desarrollar tapan a otros jugadores, sin ofrecer rendimiento a cambio además.
El fichaje de Emre Mor no solo trajo consigo una pérdida económica considerable, también tapó el desarrollo de otros miembros de la plantilla.
En definitiva y ya que no vamos a solucionar nada, esta es una manera de constatar lo difícil que es asegurar el éxito deportivo de manera sostenida. El Barcelona lleva años sobrepagando a cada jugador y no es capaz de hacerse con la tan deseada Champions. El Deportivo tiene a los futbolistas más caros de la historia de la Segunda B y no logra dominar los partidos (ni la clasificación en este momento).
Evidentemente con mayor presupuesto lo normal es que a la larga se imponga el poderoso, sin embargo la belleza del fútbol radica en la dificultad para encontrar la fórmula perfecta y la variabilidad de muchos factores. El presidente de tu equipo no es un inepto por equivocarse en dos o tres fichajes. Las certezas no existen.