Antes de empezar, importante dejar claro que, pese al tono del artículo, en ningún momento se pretende culpabilizar, señalar o criticar a ningún club o jugador. Simplemente tratamos de describir neutralmente una realidad del mercado futbolístico.
Este próximo martes 15 de Diciembre se cumplen 25 años de Ley Bosman, sentencia del TJUE en la que se declaran ilegales los cupos de extranjeros dentro de la UE y las indemnizaciones por traspaso de jugadores libres.
La sentencia proviene de la demanda que separa los caminos de Jean-Marc Bosman (futbolista belga) y el RFC Lieja.
El conflicto nace cuando el futbolista, que quedaba libre a final de la temporada 89/90, decide no renovar su contrato (se le ofrecía un 25% de su sueldo previo y una reducción de las primas) y, cuando intenta firmar por el Dunkerque, de la 2ª División francesa, el Lieja le pide la prohibitiva cifra de 600.000€ por dejarle marchar.
El belga comienza entonces una batalla legal de 5 años que, a la postre y de manera favorable para sus intereses, da lugar al derecho de los futbolistas a convertirse en agentes libres al final de sus contratos. Desde que se dicta la sentencia todos los futbolistas libres de la UE tienen libertad para firmar por cualquier club de un Estado integrante sin restricción.
Si bien la Ley no tuvo un impacto inmediato en el fútbol, sí ha tenido importantes consecuencias en el largo plazo por motivos como la pérdida de poder de los clubes, la deslocalización del talento y el surgimiento de tiburones más peligrosos.
@SVilarino, tuitero recomendable, suele hablar de estos temas en su TL. De hecho tiene un hashtag #LoQueBosmanSeLlevó, en el que postea imágenes que ayudan a entender las consecuencias de la sentencia.
Pongamos ejemplos prácticos.
1.- El Ajax de Eric Ten Hag.
Hace dos temporadas rozan la final de la UCL. Desde entonces les han dejado Matthijs De Ligt (Juventus), Joel Veltman (Brighton), Donny Van de Beek (ManU), Kasper Dolberg (Niza), Frenkie de Jong (Barça), Mitchel Bakker (PSG), Sinkgraven (Leverkusen) y Hakim Ziyech (Chelsea). Por esto ya no ganan la Champions League equipos de ligas medianas. Cuando antes la mayor aspiración de un húngaro era triunfar en el Ferencvaros (no porque no pudiese jugar en el Real Madrid, sino porque era mucho más difícil), ahora es jugar en el Bernabéu. La Ley Bosman ha aumentado la distancia entre ligas grandes y medianas de manera brutal.
2.- La captación de talento antes de los dieciséis
La Ley Bosman ha cambiado el área de captación de los clubes. Si antes los tiburones grandes (ejemplo, Manchester United) podían captar talento de peces pequeños (Brentford) o medianos (Leeds), ahora pueden captar en cualquier punto de la pecera (UE). Por poner ejemplos cercanos, hace dos veranos el Wolverhampton se llevó a dos jóvenes talentos menores de dieciséis del área de Vigo (uno jugaba en el Celta, el otro no) a coste cero. Sin ningún beneficio para clubes de formación. El Tottenham a otro. El Barça a otro. Este verano el Atleti a otro. El RB Leipzig captó a un joven extremo del Deportivo de La Coruña con 15 años a coste cero y estuvo convocado para la Final Four de la Champions League en Lisboa este pasado verano.
*Sobre este aspecto habrá que ver cómo influye el Brexit, que aparentemente limitará la llegada de menores al Reino Unido
¿Hasta qué punto compensa mantener unas estructuras de cantera, si los jóvenes que marcan las diferencias y pueden dar el salto al primer equipo se van a coste cero antes de cumplir los dieciséis? Blame the game, not the players…
La única manera que tiene el Celta (o cualquier club mediano de Europa) de mantener a jóvenes talentos es que éstos quieran quedarse por voluntad propia. Todos los grandes clubes de Europa están dispuestos a ofrecerles unas condiciones cuantitativamente irrechazables (sueldos de primer equipo, facilidades académicas y universitarias, ayuda familiar) por firmarles antes de dar el salto a juveniles. La globalización empuja a los chavales a emigrar y probar suerte en contextos teóricamente más propicios, algo que todos haríamos.

Frente a esta realidad surge una nueva perspectiva de cantera.
Esta semana el Birmingham City ha anunciado que tira abajo su modelo de cantera. Los motivos, según la nota de prensa:
La alta competencia geográfica por encontrar talento
El poco valor que la cantera genera al club; no produiendo ventas ni jugadores para el primer equipo.
¿Os suena?
Jude Bellingham dando su opinión.
Sin adentrarnos en lo frívolo de que Trillion Trophy Asia, hólding empresarial chino propietario del BCFC, transmita a los benjamines blues de 10 años que se olviden de anotar un gol en St. Andrew’s porque no generan valor en el excel, o en lo poco coherente que es el segundo punto cuando en los últimos años Jude Bellingham, Demarai Gray y Nathan Redmond han despegado desde su academia, no vamos a juzgar la decisión en sí, sino la “solución” que aportan al problema.
La solución nos obliga a hablar del Brentford FC. En nuestro Twitter hemos hablado mucho de ellos; pese a jugar en la Championship son posiblemente el club mejor estructurado de Europa en todos los sentidos. En un futuro escribiremos por qué.
Cuando Matthew Benham y Rasmus Ankersen, propietarios, compran el Brentford a principios de década, se encuentran con una situación bastante común a todos los clubes de grandes capitales europeas: es imposible para un club londinense captar y mantener talento rodeado por Arsenal, Chelsea, Tottenham y cía. en su área geográfica. Y le dan la vuelta a la tortilla. En lugar de captar y promocionar talento en edad de academia, lo buscan en jugadores que han terminado su etapa formativa y les rechazan en la élite “por no dar el nivel” (Mathias Jensen, por poner un ejemplo). En Griffin Park les dan confianza, traducen ese talento en virtudes sobre el campo y generan valor a cuentagotas. Les está funcionando.
Muy a menudo las academias de élite son depósitos de talento desaprovechado. Aunque se suele decir que los buenos mejoran jugando con los buenos, lo cierto es que el fútbol no es un juego de suma cero. Veintidós jugadores, juegan once y tres cambios. Dos goles de media por partido. Dani Olmo lo sabía, no hay pastel para todos. La competencia en estas canteras es extrema, y firmar tres delanteros de quince años (que anotan treinta goles en el equipo de su barrio año sí año también) para sentarlos en el banquillo no es la mejor de las decisiones. Todos los jugadores de estas academias tienen el “Seal of Approval” de un ojeador de élite y rara vez se les escapa el talento.
Una de las realidades de las que no se habla en el fútbol es que, de todos los jugadores de las grandes ligas, la grandísima mayoría (se podría hallar el %) sale de academias de élite. Hoy en día, futbolistas “mediocres” son descartes de Barça B o Castilla, los jugadores de LaLiga no pasan por Tercera División y, para bien o para mal, las excepciones son poquísimas. Hay un gran filtro entre los 15 y los 17 años, a partir del cual si no llegas a una academia de élite tienes muy pocas posibilidades de vivir del fútbol. Llámenlo techo de cristal.
En el Celta, por ejemplo, ningún futbolista ha salido de un equipo modesto. De los veinticuatro, doce de A Madroa y uno por cada academia desde La Masía hasta Nordsjælland, Feyenoord, Trabzonspor, Rayo Vallecano, La Fábrica, Deportivo Cali, Cruz Azul, Hammarby, Girona o Tenerife. Todos han pasado por escuelas de fútbol punteras que generan talento consistentemente, ninguno por un club modesto.
En la prensa deportiva gusta mucho sacar casos como el de Manu García (Alavés), que ha pasado por todas las categorías del fútbol y blablabla, pero lo cierto es que ni siquiera él es un buen ejemplo de “obrero del fútbol”, pues ha pasado el filtro de un “nodo de influencia” (vamos a llamarlo así) como es la cantera de la Real Sociedad. Es un afortunado.
El Brentford, conociendo la importancia del “Seal of Approval”, se aprovecha del exceso de talento en la academia de la élite y lo desarrolla para generar valor. Firma jugadores devaluados y los potencia.
¿Un ejemplo?
Tienes 21 años. Tras ser estrella de tu equipo durante todas las etapas formativas, llegas al filial del equipo y te estancas. No te dan oportunidades en el primer equipo y buscas una salida, la salida no cuaja y estás cada vez más devaluado. El talento no se traduce sobre el campo. El Brentford aprovecha para firmarte en tu momento bajo, te ayuda a trasladar ese talento sobre el campo, guía tu proceso de optimización física (fitness y dieta), te da confianza individualizada, entras en el equipo sub23 y, poco a poco, aplicas el talento sobre el campo. Saïd Benrahma. Desconocido a su llegada, problemas físicos y de actitud. Tres años de Brentford, 30 millones y al West Ham.
Simplemente es un ejemplo (también hay otros que no sales tan bien), pero sirve para exponer la vía Brentford que el Birmingham City va a tratar de aplicar. Buscar jugadores desaprovechados en academias nacionales (o no, Benrahma salió del Niza) y hacerles demostrar por qué tienen talento.
Puede que funcione. Puede que el Birmingham City construya grandes equipos sub20 y sub23 que les permitan promocionar talento al primer equipo y, en consecuencia, mejorar y ascender a la Premier League. Puede que sea un modelo de negocio que vire el color de las celdas del excel. Si cada vez es más difícil desarrollar talento local sin que te lo robe el Manchester United, los clubes modestos se adaptarán para seguir creciendo y acortar la brecha por otra vía.
La consecuencia evidente es que figuras como las de Iago Aspas serán cada vez más literarias. La globalización, cada vez más, nos desliga del sentimiento de pertenencia local y familiar para perseguir un objetivo frío, personal, que compartimos con nosotros mismos. Sabemos que Iago celebra los goles por él y por el escudo, el futuro delantero del Birmingham City los celebrará porque le acercan a volver al Manchester United. Es el principio del fin de los Iago Aspas.