El contexto, #LVN8
En las últimas ediciones de esta newsletter hemos insistido en la dificultad para predecir comportamientos en el fútbol. Cualquier decisión tomada por una dirección deportiva o un entrenador se le puede volver en contra en cualquier momento, haciendo de su trabajo un quebradero de cabeza y poniéndolos constantemente en el foco de las críticas. En el día de hoy y centrándonos ya en clave Celta vamos a tratar el caso de algunos jugadores cuyo paso por Vigo no fue precisamente fructífero, pero que sin embargo han logrado encauzar sus carreras en el último tiempo.
ANDREW HJULSAGER
El primer ejemplo es el de Andrew Hjulsager. El jugador danés llegó a Vigo con 22 años en un contexto poco favorable: el Celta estaba inmerso en las rondas finales de Copa y Europa League y precisaba de un refuerzo ofensivo que pudiese aportar rendimiento inmediato tras la abrupta salida de Orellana. En un culebrón similar al que se ha vivido esta pasada semana con Franco Cervi el hombre indicado parecía ser Ricky Álvarez, curtido en Europa y del gusto del entrenador. Finalmente, en los últimos días del mercado terminaría aterrizando en Vigo este joven procedente del Brondby, desconocido en el fútbol de élite y con unas cifras discretas en su club de origen.
Como parecía evidente desde un inicio, el “fit” de Hjulsager en el Celta no era el mejor. El futbolista se integraba en un equipo que volaba y con un entrenador poco amigo de los experimentos con gente joven como Berizzo, además de la lógica barrera del idioma y adaptación a una nueva liga. Andrew no jugó un solo minuto de las rondas decisivas de Copa o Europa League, evidenciando el “error” en su fichaje.
En las siguientes temporadas en España su rendimiento tampoco sería mucho mejor. Fue cedido a Segunda División vía Granada, donde apenas disputó 143 minutos en toda la liga y se topó posteriormente con el Celta de los tres entrenadores en la 18/19. Todo situaciones desfavorables para un futbolista inexperto como él. Su minutaje total en LaLiga se limita a 619’, es decir, menos de siete partidos completos. Abandonaría Vigo sin pena ni gloria dirección KV Oostende, lugar en el que ha encontrado su sitio.
Tras una primera temporada con problemas musculares, en la presente campaña Hjulsager se ha consolidado como un referente en el conjunto belga. Suma 2 goles y 8 asistencias en la Jupiler Pro League, lo que le sitúa como el cuarto máximo asistente de la competición. A nivel colectivo, su KV Oostende es el quinto clasificado del torneo en este instante, un puesto que dista mucho del 14º de la 18/19 o el 15º de la pasada temporada.
Por otra parte, esta pasada semana el ex celeste anotó el gol de la victoria en la primera ronda de copa, confirmando el gran momento que está viviendo el todavía joven jugador danés. La ascendencia de Hjulsager en su nuevo equipo la demuestra el hecho de que ya ha lucido el brazalete de capitán en alguna ocasión a pesar de llevar solo año y medio en el club. Sin lugar a dudas, el centrocampista nórdico vive el mejor momento de su carrera futbolística, amparado fundamentalmente en la continuidad que ha logrado alcanzar después de tanto tiempo.
En el siguiente radar podemos ver una comparación entre su rendimiento en el Celta (en negro) con sus actuales prestaciones en el KV Oostende (rojo).
Aunque el tamaño muestral es pequeño, no hacen falta muchos datos para saber que Andrew no dio, en absoluto, mal rendimiento en el Celta. Para el recuerdo queda el partido vs Betis en el Villamarín dónde entró como revulsivo y repartió dos asistencias. En el gráfico de Driblab (otra vez, seguidles en sus redes, contenido increíble) podemos observar que era un jugador entregado en defensa y presión, buen regateador y creador de ocasiones de alto xG. En Oostende solo ha mantenido o aumentado sus registros, evolucionando como jugador y demostrando estar listo para el siguiente nivel, posiblemente en un club grande de Bélgica (Genk, Anderlecht, Brujas) u Holanda (AZ, PSV), mediano en Portugal (Vitoria, Braga) o bajas tablas de grandes ligas.
MATHIAS JENSEN
Continuando con el sector danés encontramos la situación de Mathias Jensen, uno de los fichajes con desarrollo más extraño del último tiempo. El joven centrocampista era el gran anhelo de Felipe Miñambres, el jugón que iba a dictar la manera de jugar del Celta, un fichaje que no se podía escapar, dejando en segundo plano incluso que llegase con una lesión. Tanta expectativa se empezó a diluir entre partes médicos y terminó enterrada con la dramática temporada 18/19. El jugador terminaría abandonando el club destino Brentford por un precio cercano al de su incorporación.
Al igual que Hjulsager, en su nuevo club Jensen ha encontrado la continuidad que tanto echó en falta en Vigo. En poco más de temporada y media ha disputado 75 partidos, anotando 3 goles y repartiendo 14 asistencias. Aún así, estos números no representan su impacto real ya que Mathias juega de interior en un 4-3-3 o incluso de doble pivote en un 4-2-3-1, por lo que su función es más organizativa que finalizadora.
En este sentido hay que destacar que sus minutos en el RC Celta los disputó en la banda, ejerciendo prácticamente de extremo izquierdo en Eibar o Vitoria. Por poner ejemplos de futbolistas de su posición pero notablemente mejores y más conocidos, ¿se imaginan a Gündogan, Kroos o Banega jugando de extremos? Pues eso fue lo que le tocó hacer a Jensen en Vigo.
Su buen rendimiento ha permitido al Brentford llegar a la final por el ascenso a Premier League el pasado verano y situarse líder del Championship en la presente campaña. Al mismo tiempo, le ha colocado en la lista de la selección danesa absoluta en más de una ocasión, por lo que el futuro se presenta prometedor para el futbolista de todavía 25 años recién cumplidos.
THÉO BONGONDA
La situación del belga difiere de los dos ejemplos previamente analizados. En su caso sí disfrutó de oportunidades de sobra en Vigo, sin embargo terminó devorado por la presión de un equipo doblemente semifinalista y enfrentado incluso con la afición. El hecho de llegar a Galicia con tan solo 19 años y acabar ocupando el lugar de Nolito jugó en su contra, así como el fichaje de Sisto, suplente del belga durante muchos meses para descontento de la grada de Balaídos. Bongonda terminaba saliendo al campo sabiendo que su afición no quería que jugase, lo que para un deportista joven en un equipo lejos de casa no era el mejor contexto.
Théo terminaría dejando definitivamente el Celta con 61 partidos de LaLiga y 6 de Europa League a sus espaldas, una cifra nada desdeñable para un futbolista de 22 años por aquel entonces. Tras un breve paso por Turquía, su retorno al SV Zulte Waregem le permitiría relanzar su carrera futbolística. En la temporada 18/19 anotó 14 goles y dio 14 asistencias en 39 partidos, cifras que desembocaron en su fichaje por el Genk. Allí, tras una primera campaña discreta (5G+5A) se ha destapado en esta 20/21.
Théo acumula 12 goles y 2 asistencias en 22 partidos disputados, lo que le sitúa sexto en el ranking de goleadores. Por otra parte, de acuerdo a las valoraciones de “Whoscored” es el tercer mejor futbolista de la competición, mientras que su valor actual en “Transfermarkt” alcanza ya los 9 millones de euros. Con 25 años sigue teniendo un gran futuro por delante. En el siguiente radar vamos a realizar la misma comparación que en el caso de Hjulsager, teniendo en cuenta los datos de Théo en Vigo y en Bélgica.
En este caso la muestra sí es lo suficientemente grande como para hablar de la mejora de Bongonda. Hoy en día es un jugador total; ídolo en Bélgica, juega con una facilidad pasmosa y una confianza estratosférica. Líder de la Jupiler en Remates y Goles por 90 minutos. De su paso por Vigo ya conocíamos sus condiciones diferenciales; ligereza, velocidad y habilidad en el 1vs1, pero hoy en día las está empleando de manera ultra-productiva y, como decimos, se siente líder y confiado en sí mismo. Se ha convertido progresivamente en un jugador de todo el frente de ataque, con mucho más gol y llegada, facetas en las que flojeaba en España y que le permiten dejar de ser un jugador unidimensional de banda.

Una vez planteados estos tres ejemplos dejaremos un par de cuestiones para analizar
Que un futbolista no triunfe en un equipo no significa que sea un mal jugador
Los jugadores dependen enormemente de los contextos, así como de mil factores que pueden marcar la trayectoria en un equipo. De los 6 partidos que disputó Jensen en el Celta en solo uno de ellos jugó Iago Aspas. Si el danés hubiese entrado por casualidad en alguno de los de #ANosaReconquista quién sabe qué hubiese sido de su futuro en Vigo.
Otra manera de ilustrar esto es haciendo un paralelismo entre Okay Yokušlu y Nemanja Radoja. Ambos jugaron en la misma posición en el club, ambos son jugadores de un nivel similar y sin embargo si se pregunta en la afición el turco es un piernas y Nemanja un crack. ¿Cuál es la diferencia?
Radoja aterrizó en un Celta sin pivotes. Su competencia era Borja Fernández, que había comenzado LaLiga como titular. Al serbio de alguna manera se le dio a entender desde un inicio que el puesto era suyo, que iba a tener toda la temporada como titular y margen para equivocarse y mejorar. Además, llegó a un equipo en dinámica positiva y rendimiento creciente como fue el Celta de Berizzo.
Okay por su parte cayó en un Celta con Beltrán y Lobotka sobresaliendo en el inicio de temporada. El turco solo entró en el equipo titular ante la decadencia colectiva, por lo que la dinámica ya no era la mejor. A partir de ahí, tres meses sin Iago Aspas y tres entrenadores en una temporada. Al año siguiente, más de lo mismo con Escribá y Óscar García.
Radoja tardó dos años y medio en dar su mejor nivel (de enero a marzo en la 16/17). Posteriormente terminaría en el Levante, donde entra y sale del once sin demasiado brillo. Es un jugador de equipo, uno más. La pregunta es inevitable:
Si el Okay que llega a Vigo lo hace en 2014 y el Radoja que llega a Vigo lo hace en 2018, ¿quién sería el bueno y quién el malo?
¿Cuál es la edad idónea de un jugador a la hora de hacer un fichaje?
Siempre hemos dicho que un club como el Celta sobrevive a base de fichar talento barato, desarrollarlo y venderlo posteriormente (Maxi-Lobotka). Es evidente que ese es el camino para poder mantenerse permanentemente en la élite. Sin embargo, desde un punto de vista deportivo esta estrategia supone un riesgo elevado.
Mathias Jensen, Théo Bongonda y Andrew Hjulsager son hoy en día mucho mejores futbolistas de lo que eran a su llegada al Celta. ¿Por qué? Porque tienen en sus piernas 80 partidos más rindiendo a alto nivel. Han visto más cosas, han vivido más situaciones y como hemos visto en los radares han evolucionado en su juego. Si llegasen hoy a Vigo seguramente estarían mucho más preparados para rendir desde el día uno y el precio de su fichaje no sería desorbitado al estar fuera de los focos de las grandes ligas. Captar futbolistas entre los 22-26 años en ligas de segundo nivel puede ser una alternativa óptima a fichajes de 18-21 años, al fin y al cabo siguen teniendo potencial de reventa y mucho más bagaje deportivo.
Daniel Wass y el Tucu Hernández no eran unos virtuosos al venir a España, pero tenían experiencia y fútbol en diferentes contextos. Fran Beltrán por su parte era una gran promesa del fútbol español con potencial de reventa elevado, sin embargo carecía de partidos en Primera División. ¿Qué fichaje es mejor? Seguramente una combinación de ambos modelos. Para tener estabilidad que te permita arriesgar con gente como Drazic o Hjulsager tienes que tener Solaris que aseguren rendimiento inmediato. Como decimos, el éxito o fracaso de un fichaje es impredecible.
En definitiva, las incorporaciones habituales del Celta que se parodian como “vamos a traer a alguien de la liga moldava” tienen una base detrás. Seguramente sus estadísticas subyacentes hagan pensar a los responsables de la dirección deportiva que pueden cuajar en el alto nivel, algo que posteriormente puede darse o no. Con Maxi y Lobotka se dio de lleno, con Hjulsager, Jensen o Bongonda no se dio en Vigo pero el tiempo ha demostrado que son buenos futbolistas. Con Drazic o Mazan es evidente que no se dio. Aciertos y fracasos. Y sobre todo, contextos.